La Familia del Locutor, Norma SantanaPor Moisés -Johnny- Rosario
Especial para la revista El Locutor, del CLD,  año 1, #4, páginas 20-28.Diciembre 1982-Enero 1983. 
SANTO DOMINGO, REPÚBLICA DOMINICANA.- Al llegar a la residencia de los Veloz Santana pensamos de una vez, y estamos seguros de no estar equivocados, que haríamos un reportaje importante para los lectores de El Locutor, en especial para los que siguen esta sección, no por la estampación del estilo que pudiéramos imprimirle o a la relación secuencial del cuestionario, sino por la cantera de datos y ejemplos interesantes que el tronco de esa familia (don Marcio y Norma), puede aportar como modelo de pareja ejemplar. 
Como reza el título de aquella película de Mario Moreno: "Ahí está el detalle".
-Don Marcio, ¿Cómo conoció a Norma Santana?
-Bueno, esa es una historia vieja... Nos conocimos en el barrio donde pasamos nuestra infancia, que es Villa Francisca; siendo niños prácticamente porque ella tenía 13 años de edad y yo tenía 15.
Norma Santana y Marcio Veloz Maggiolo
-¿En qué año fue, más o menos?
-Nosotros nos conocimos en 1948 y, desde luego, primero tuvimos amistades de muchachos y posteriormente unos amoritos de jovencitos; entonces nuestras relaciones tienen dos vueltas como las del beisbol. Aquellos campeonatos que eran de dos vueltas y se jugaba un play off, porque nosotros terminamos los amores en 1955 y volvimos nuevamente en 1966 y más luego nos casamos. Así es que hay un enorme trayecto de ese entonces hasta cuando Norma y yo volvimos a reunirnos. En 1966 era ya locutora famosa y yo un escritor no muy famoso; ella tenía más fama que yo, pero me iba acostumbrando a la fama de ella, poco a poco.
-¿Cuántos hijos tienen?
-Cinco, tres varones y dos hembras. En orden descendente la mayor es Larissa, que tiene 15 años, el segundo es Max Enrique, que va a cumplir 14; siguen los mellizos Pedro José y Francisco José, que tienen 12 años, y la más pequeña Neftalí, que tiene 11.
-¿Podría abundar aún más sobre la primera etapa de sus amores con Norma?
-Esa fue una etapa un poco difícil, tuvimos amores antes de 1966.
-¿No formales?
-Bueno, lo que se llamaba formales no, porque eran amores de muy jóvenes, pero sí había cierta aceptación familiar; de modo que eran amores un poco consentidos.
-Más o menos, ¿qué lapso de tiempo duraron sin amores?
-Como once años; entonces yo, en 1966 era un diplomático en México y allá me llegó un ejemplar de la revista "Ahora" que tenía una foto de ella, diciendo que era de San Pedro de Macorís; porque ella era juez en esa ciudad, y yo le escribí una carta diciéndole: "Yo no sabía que tú habías nacido en San Pedro; conque has cambiado tu lugar de nacimiento", y ella me contestó. De ahí en adelante seguimos escribiéndonos y nuevamente se inició la relación.
-¿Cómo se ha sentido; cómo se ha portado Norma?
-Muy bien, lógicamente, la muestra está ahí, es un matrimonio muy feliz. Nosotros hemos logrado entendernos; cada uno entiende la voz del otro; cada uno estimula lo que el otro hace, es decir, que cuando ella tiene que ayudarme lo hace y viceversa y, aunque nuestras profesiones no son las mismas, me considero también un comunicador en ciertos aspectos. Soy periodista; he sido profesor de periodismo; he estudiado periodismo en Ecuador; hice un post grado en Sociología de Comunicación, es decir, la labor de ella se relaciona profundamente con una parte de la primera labor mía.
-¿Ha sentido celos por motivo del trabajo en que Norma se desenvuelve?
-No, nunca; ella es celosa, pero yo no.
-Don Marcio, a pesar de que el motivo que mueve la entrevista es la locutora, como el nombre de esta sección lo indica, la Familia del Locutor, en este caso una locutora, es bueno que los lectores de la revista conozcan, no de manera parcial, sino total, a Marcio Veloz Maggiolo; y como Norma nos decía que usted es antropólogo e historiador, en ese sentido quisiéramos que nos explicara ¿cómo ha logrado alcanzar esa polifacética formación?
-Yo comencé como periodista primeramente cuando era estudiante de filosofía. Estudié derecho y lo dejé, luego comencé a estudiar filosofía, la vocación me llamaba, y como no había una facultad de literatura, sino de filosofía con cierta incidencia en literatura e historia, entonces hice la licenciatura en filosofía. Terminé en 1961, en la UASD, y en 1962 entré como profesor de esa universidad. Acabo de cumplir veinte años como profesor.
-¿Dónde nació usted?
-Aquí en la capital. Veloz es un apellido canario; viene de la isla Canaria. Los Veloz están aquí ya en el siglo XVIII en la Villa de San Carlos y en la villa de lo que es hoy La Zurza; un terreno que se llamaba Veloz y era propiedad de uno de mis ascendientes, que eran canarios especialistas en azúcar; fundamentalmente eran técnicos azucareros que vinieron aquí atraídos por la industria del azúcar; eso es por la parte paterna. Por la materna el Maggiolo es genovés, italiano; pero, claro, te estoy hablando de las primeras generaciones. En mi familia ha habido muchos mestizaje, mucha mezcla, porque mi bisabuelo Nicasio Veloz se casó con una señora, Mercedes Victorino, y por la parte de los Maggiolo la familia ha ampliado mucho.
-¿Cómo incursiona usted en el periodismo?
-Me inicié en el Caribe. En esa época mis compañeros eran Bergés Peña. Yo trabajaba en la sección de pruebas del periódico, como llevador y traedor de pruebas; era muy jovencito en ese entonces. Trabaja también Guido Gil, y también Pascual Peña, era corrector. Después pasé a la redacción del periódico. En 1960 hacía reportajes culturales para el periódico. Recuerdo que ese año me fui a Estados Unidos un poco presionado por la situación política y regresé en 1961.
-¿Era anti trujillista?
-Sí... Bueno, hubo un momento en que ya la situación se hizo tan difícil que la juventud tenía que tomar una decisión y yo me metí en una serie de actividades que me llenaron un poco de temor, porque comenzó la presión política, y así tuve que salir del país.
-¿Exiliado o voluntariamente?
-No, salí voluntariamente, pero con la ayuda de ciertas personas que me ayudaron a conseguir visa. Entonces trabajé al regreso en la revista de la Secretaría de Estado de Educación, ya que me había graduado a finales de 1961, y dirigí también la comisión de la UNESCO. En esa época me nombraron secretario general de esa comisión. Ahí comencé mi labor en la prensa con más calma, a escribir en los periódicos; había publicado en 1960 "Buen Ladrón", que tuvo buena acogida internacional, y luego en 1965 un libro de poemas.
Entonces, a partir de ese momento se me conocía bastante.
Pero además soy meteorólogo. Hice un curso en las Naciones Unidas que terminó en 1954, porque mientras trabajaba como corrector de pruebas en El Caribe, en la mañana trabajaba en la sección de climatología; por lo tanto usé el plus empleo para poder subsistir.
En 1962 el Dr. Luis Escobar, quien era profesor de Historia del Arte me llamó para dar mi primera clase de esa materia en la facultad de farmacia de la UASD, que en esa época tenía materias culturales, y el decano me llamó para que diera clase.
Marcio Veloz Maggiolo & Norma Santana de Veloz
-¿Qué lo llevó a usted a estudiar antropología?
La antropología es una vocación tardía; es una vocación que se genera con mis necesidades de profesor. Fui profesor en la universidad hasta 1968 con algunas interrupciones. Por ejemplo, en 1963, cuando ascendió al poder el PRD, el profesor Juan Bosch me llamó y me dijo que si quería ser embajador dominicano en Italia; entonces me fui a Italia hasta el golpe de estado. 
Volví a la universidad y al Listín Diario. Al Listín como corrector de estilo del periódico, y en la universidad me reintegré hasta 1965, fecha en que estalló la Guerra de Abril y se cerró la docencia. 
Cuando García Godoy tomó la presidencia yo estaba en Ecuador tomando un curso sobre la Sociología de la Educación. Al regresar al país, García Godoy me ofreció la embajada dominicana en México. Me ofreció no, me pidió que la aceptara por la situación política que reinaba entonces. El hecho era que necesitaba una persona que hubiera estado en la zona constitucionalista y de cierto conocimiento de la situación que se presentaba. 
Bueno, pues estando cerrada la universidad, y en ese momento también estancada la situación política, me fui a México, una embajada corta, a penas unos nueve meses. 
-¿En qué año regresó?
-Cuando ganó Balaguer renuncié y volví para acá. Cuando regresé me llamó Castaños Espaillat, que había tomado posesión como rector de la Universidad Autónoma de Santo Domingo durante el gobierno provisional de García Godoy, pero al final, pues Balaguer ya había ganado, pero no había ascendido al poder. Entonces ideamos el departamento de Extensión Cultural, del cual fui su primer director y fundador también. Se fundó además el Coro Universitario y el Cine Universitario. Fue una idea nuestra, mía y de Castaños Espaillat. Entonces me quedé como director de Extensión Cultural y como profesor hasta 1968 en que la universidad empezó a promocionar la formación profesional de algunos profesores que querían hacer el post grado. A mí me comenzó a interesar la antropología; me interesó muchísimo la parte de la prehistoria americana porque no había nadie preparado y la universidad me daba la oportunidad de hacer un post grado mediante un préstamo que descontaba a largo plazo, porque ahora lo están descontando de otra manera. Entonces me fui a España en 1968. En España, como tenía la licenciatura con mención en historia se me convalidó el título de licenciado en historia y en dos años pude hacer la especialidad en Prehistoria de América. Seguí una serie de cursos en antropología, antropología social y arqueología.
¿Cuántos libros ha escrito usted?
-Bueno, no sé, nunca me he puesto a contarlos; deben ser veintiuno o veintidós. Siete novelas, tres libros de poesía, un libro de teatro, tres libros de ensayos, unos diez libros de arqueología de las Antillas.
En el área de literatura lo que más me gusta es una novela que se llama "De Abril en Adelante", que se presentó en España en un concurso importantísimo en el cual fue finalista, pero la editora desapareció y, desgraciadamente, no se publicó. Esta obra trata sobre la caída de Trujillo y la Guerra de Abril, y cómo se relaciona el proceso histórico, el derrumbe de la tiranía; cómo comienza el desarrollo de una pequeña burguesía, y la guerra misma como factor determinante en una serie de rumbos en la vida del pueblo dominicano. Una novela un poco tabú que los dominicanos no han querido aceptar, pero que ya está siendo aceptada con mucho éxito fuera de aquí. Ahora mismo una muchacha, crítica norteamericana llamada Doris Sommer, acaba de adquirir un estudio bastante grueso de unas noventa páginas sobre el libro y ella le ha dado una importancia que quizás la crítica dominicana no le ha dado, a pesar de que a otros libros míos sí se les ha dado. Pero para mí es un gran esfuerzo por la técnica con que lo concebí.
-¿Alguno de sus poemas fueron inspirados en Norma?
-Sí, yo tengo unos poemas que escribí en España y que están dedicados a ellos, a Norma y a los chicos, en un libro que se llama "Los Nombres Familiares". No volvía a publicar desde 1962; seguí escribiendo pero no publicando más libros, sino que seguí trabajando, recogiendo veinte años de trabajo en un libro corto.
-¿A parte de haber servido de inspiración, Norma ha incidido o colaborado en la publicación de algún trabajo suyo?
-Como no, ella me ayuda mucho en la actividad, ella es un respaldo.
-Usted que leyó el tercer número de la revista "El Locutor", ¿cómo lo ha visto?
-Sí, yo creo que un órgano de prensa, sea periódico o revista tiene fundamentalmente una misión que cumplir. Me parece que aunque la tendencia en nuestro país es figurar en fotos, debe tender a ser, cada vez, más informativa, no un órgano que tan sólo presente la actividad del locutor, sino que le permita conocer una serie de datos de la cultura que son importantes, y orientarlo sobre lo que se está haciendo a nivel internacional; de lo que es bueno y de lo que es malo en la radio; de las fallas que pueda tener la propia organización de clase.
He visto los tres números. Me parece que lo que hay que hacer es que sea más denso el material que se publique y mantener una actividad permanente, formativa, porque como sabemos la locución es una profesión muy desigual; hay mucha gente que tiene una formación cultural considerable, pero hay otra que no tiene ninguna. Eso es así en casi todas las profesiones, pero en la del locutor yo veo grandes diferencias. Entonces me parece que por eso hay que darle al hombre que maneja los micrófonos la idea de que tiene una responsabilidad por delante; de que tiene que cumplir con un deber que está por encima de simplemente hablar por ese aparatito.
-Hemos sabido que usted ha sido nombrado embajador en Perú y en Bolivia. ¿Podría decirnos algo al respecto?
-Bueno, es un cargo que el Presidente de la República tuvo la confianza de depositarlo en mí con la intención de estrechar más las relaciones de ambos países que han estado un poco distantes, no distantes en sí, pero hasta cierto punto no tan estrechas. Entonces la idea es que podamos establecer una estrecha comunicación con el gobierno peruano del presidente Belaunde Terry que tiene gran interés en mantener una buena relación, un estrecho comercio con la República Dominicana; entonces mi misión pues, es la de estrechar esos lazos y la de abrir el camino, no solamente a los productor de la República Dominicana, sino también a los artistas y a los investigadores. Yo tengo algunos proyectos como la creación de un instituto domínico-peruano que pueda mantener contrapartida aquí en la República Dominicana, y pienso mantener una actividad cultural bastante grande en Perú con grupos de exposición, incluso cantantes, todo tipo de actividad cultural, como una forma de hacer que esos lazos se mantengan permanentemente unidos, y como una manera de que también la República Dominicana tenga proyección hacia Sudamérica partiendo desde Lima.
-¿Y en el caso de Bolivia?
-Es una embajada concurrente. Con ese país se abre una nueva etapa de relaciones y, desde luego como Perú y Bolivia son países fronterizos, pienso que los proyectos que hemos pensado para Perú van a ser similares porque serán proyectos que se continuarán de una país a otro por la relación fronteriza entre Perú y Bolivia.
Bolivia es un país muy interesante; un país distante y desconocido en muchos aspectos, por ejemplo, un país andino sin salida al mar, con algunos problemas fundamentales, pero que ha hecho un enorme esfuerzo por salir a flote en su labor cultural y, desde luego, está recibiendo el apoyo de numerosos países de América y del hemisferio.
-¿Es la primera vez que sucede el caso de que una persona  sea a la vez embajador en dos países?
-No, los embajadores concurrentes son muy comunes. Muchas veces los gobiernos no tienen muchos recursos económicos y no pueden abrir dos embajadas. Por ejemplo, si un embajador puede hacer las funciones en dos países las realiza. Generalmente  aquí ha habido concurrencia; por ejemplo el embajador de Italia lo ha sido a la vez en Grecia.
-¿Será usted embajador en Perú con concurrencia en Bolivia?
-Exactamente, pero eso quiere decir embajador en Bolivia a la vez.